Vitaminas para el mal de Parkinson
Cuando los doctores describen a el mal de Parkinson en términos clínicos, hablan acerca de síntomas tales como temblores, lentitud de movimiento y rigidez muscular.
Estos síntomas son mucho más que inconvenientes sin importancia. Con el mal de Parkinson, todos los pequeños detalles que nos hacen lo que somos —nuestra fomia de caminar, una ceja levantada en un gesto de sarcasmo— se borran lentamente. Incluso la firma cambia, ya que se vuelve imposible escribir con la soltura normal.
No sabemos con seguridad la causa por la que el mal de Parkinson afecta algunas personas y a otras no. No obstante, resulta evidente que los síntomas se deben a la destrucción progresiva de las células que se encuentran en la parte del cerebro llamada substantia nigra, el área que controla el movimiento.
Estas células normalmente producen dopamina, una sustancia química que transmite señales nerviosas a los músculos. La muerte de estas células provoca que haya menores niveles de dopamina, lo que a su vez da por resultado el control muscular defectuoso característico del mal de Parkinson.
Muchos expertos consideran que la enfermedad de Parkinson proviene de una combinación de dos fuerzas malévolas: genes deficientes y un medio ambiente tóxico. En algunas personas, los mensajes genéticos portados de una generación a otra les permiten eliminar las toxinas de las células, es decir, desechar cualquier componente dañino que pueda afectarlas. En algunas personas que tienen menos habilidad para detoxificar las células, las células nerviosas podrían dañarse fácilmente.
Sin embargo, quizás esa no sea toda la historia. También existe la posibilidad de que ciertas toxinas en el medio ambiente contribuyan al problema. Si nos exponemos en forma excesiva a las toxinas y éstas logran llegar hasta las células, es una fórmula segura para el daño celular progresivo que resulta en la muerte celular.
¿Podría ser que las toxinas contenidas en los pesticidas se sumen a nuestra susceptibilidad al mal de Parkinson? Algunas investigaciones indican que la incidencia de esta enfermedad es drásticamente mayor entre los granjeros y otras personas que han estado expuestas a los químicos del pesticidas. Se observa que en general, las tasas de mal de Parkinson aumentan junto con las tasas de pesticida que se usa en todo el mundo.
Se considera que usted puede reducir, en gran medida, su riesgo de sufrir de el mal de Parkinson así como retrasar su avance con vitaminas antioxidantes que ayuden a proteger sus neuronas contra cualquier daño causados por las toxinas.
A contiuación, se analizará la forma cómo estas vitaminas previenen y combaten esta enfermedad.
Ármese con vitaminas antioxidantes
Los radicales libres, las inestables moléculas vagabundas que dañan a las células, así como el daño que provocan, están relacionadas con el mal de Parkinson en dos aspectos. En primer lugar, el exceso de radicales libres puede contribuir al desarrollo de la enfermedad. En segundo lugar, estudios consideran que una vez que el mal de Parkinson está presente, el avance de la enfermedad genera una ola de una clase de radical libre altamente tóxico conocido como peroxinitrito.
Además, la investigación ha demostrado que los síntomas del mal de Parkinson pueden ser más severos cuando no hay suficientes nutrientes antioxidantes en el cuerpo. Se han realizado estudios sobre este tema desde 1984. El uso de los antioxidantes para tratar esta enfermedad no es algo nuevo.
Un estudio sobre los antioxidantes y las personas con mal de Parkinson en sus primeras etapas demostró el resultado de tomar una dosis elevada de suplementos de las potentes vitaminas E y C: antioxidantes de alto poder. Cuando algunas personas que estaban en una etapa temprana del mal de Parkinson tomaron dichas vitaminas, su necesidad de tomar medicamentos se postergó hasta por dos años y medio.
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Otro estudio publicado dos años más tarde analizó los efectos de la vitamina E por sí sola, pero esta vez no se encontró beneficio alguno por parte del suplemento. Los investigadores creen poder explicar los resultados aparentemente contradictorios por el hecho de que los antioxidantes, especialmente las vitaminas C y E, funcionan mucho mejor si se toman juntos.
Los expertos que recomiendan suplementos para el mal de Parkinson concuerdan en que frecuentemente es necesario que una persona tome cantidades de estos nutrientes que van más allá de las normales. En este sentido, se recomienda 4,000 miligramos de vitamina C al día.
Debido a que esta vitamina no permanece en el cuerpo mucho tiempo, usted debe tomarla en dos dosis separadas de 2,000 miligramos cada una. Se sugiere combinar eso con una sola dosis diaria de 800 unidades internacionales de vitamina E a base de aceite.
Otro suplemento antioxidante que debe tomar en cuenta es el ácido lipóico (lipoic acid).
Aunque su cuerpo fabrica ácido lipóico y usted obtiene un poco por parte de los alimentos, se ha comprobado que algunas personas presentan una deficiencia del mismo.
Resulta importante tener suficiente ácido lipóico, ya que prolonga la eficacia de las vitaminas E y C.
Para ayudar a montar su defensa contra el mal de Parkinson, tome 200 miligramos de ácido lipóico todos los días con una comida.
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