Cómo nos afectan los minerales
Todos los seres vivos requieren de minerales para que su organismo funcione de forma correcta (regular el tono muscular, producir la sangre, entre otros) y para mantener un adecuado equilibrio químico.
Los minerales se encuentran en la tierra donde la erosión conviertela roca y la piedra en fragmentos minúsculos permaneciendo en el suelo donde son utilizados por los microbios y luego pasan de la tierra a las plantas que son consumidos por los animales herbívoros.
Los seres humanos adquieren los minerales al consumir plantas o animales herbívoros.
El campo de la nutrición divide los minerales en dos grupos: los macrominerales (que se encuentran en grande cantidades en el organismo) y los microminerales (que solamente aparecen en pequeñas cantidades).
Entre los macrominerales están el azufre, calcio, cloro, fósforo, magnesio, potasio y sodio mientras que los microminerales son el cobre, flúor, hierro, manganeso, selenio, yodo y zinc.
Macrominerales
Azufre:
Función:
Necesario para la asimilación de la proteína corporal, importante para el hígado y las células de la piel y para todo el metabolismo. Es útil en el tratamiento de la piel (eccema, psoriasis, dermatitis).
Alimentos que lo contienen:
Judías, ortigas, queso, huevos, frutos secos, salvado, pescado, carnes magras, acelgas, cebollas, nabos, coliflor, grosella negra y roja, ajo, ostras, puerro, espinacas, col rizada, tusílago, eufrasia e hinojo.
Calcio:
Función:
Este mineral reconstruye huesos y dientes y colabora en la coagulación de la sangre. Ayuda a prevenir las hemorragias e inflamaciones y asegura una respuesta normal del músculo y de los nervios. Ayuda a metabolizar el hierro.
Su deficiencia o carencia puede producir:
Dolores en las articulaciones aumento del colesterol, calambres musculares, nerviosismo, raquitismo, osteoporosis, caries dental, entre otros.
Su exceso puede producir:
Estreñimiento, nausea y dolores abdominales. En casos severos, delirio y estado de coma.
Alimentos que lo contienen:
Lácteos (leche, queso, yogurt), espárrago, judía, coliflor, almejas, remolacha, repollo, zanahoria, apio, almendras, berro, espinaca, cebollas, limones, mandarinas, bayas de saúco, ortiga, berro, nabo, cabezas de nabos, verduras, alfalfa, equiseto, colinabo, hojas de frambuesa y semillas de calabaza.
Cloro
Función:
Activa y regula la función muscular. Necesario para la digestión normal. Activa las secreciones y los enzimas gástricos.
Alimentos que lo contienen:
Algas kelp, aceituna, trigo integral, queso, col, apio, dátiles, huevos, endibias, pescado, patatas, ostras, espinacas, cebolla v chucrut.
Fósforo
Función:
Se combina con el calcio para formar los huesos, mantiene el sistema alcalino, activa los enzimas y el metabolismo de las grasas y los hidratos de carbono. Ayuda a la regeneración celular.
Su deficiencia o carencia puede producir:
Huesos y dientes frágiles, fatiga, inapetencia y propensión a infecciones.
Su exceso puede producir:
Dificultad de absorción del calcio.
Alimentos que lo contienen:
Manzanas, alfalfa, almendras, cebada, judías, salvado, queso, huevos, lentejas, hígado, leche, espárragos, col, maíz, apio, coliflor, pescado, higos, centeno, trigo integral, guisantes, lechuga, espinacas, tomates, uvas, frambuesa, mandarinas, berro, col rizada, lecitina y todos los productos de la soja, rizoma de lirio.
Magnesio
Función:
Fortalece el sistema cardiovascular esencial para la estructura de los huesos y para los nervios. Activa enzimas necesarios para el proceso digestivo.
Su deficiencia o carencia puede producir:
Riesgo de diabetes, fatiga, arritmias, espasmos musculares y nerviosismo.
Alimentos que lo contienen:
Miel, almendras, cebada, acelga, berro, judías, almejas, maíz, guisantes, ciruelas, higos, uvas pasas, patata, dátiles, chirivías, col verde, diente de león, coles de Bruselas, plátanos, zanahoria, pescado, bayas de saúco, limones, frambuesa, endibias, ortiga, alfalfa y berro.
Potasio
Función:
Esencial para el crecimiento normal, los músculos sanos y los nervios.
Su deficiencia o carencia puede producir:
Debilidad muscular, nauseas, cansancio e insuficiencia cardiacas.
Alimentos que lo contienen:
Alfalfa, judías, aceitunas, salvado, granadas, frutos secos, ciruelas, patata, apio, uvas pasas, espinacas, cerezas, lechuga, limones, col rizada, verduras de hoja verde de todo tipo, plátanos, remolacha, col, zanahoria, uvas y mandarinas.
Sodio
Función:
Ayuda a los músculos a funcionar y protege los tejidos cuando se pierde agua en el cuerpo.
Su exceso puede producir:
Nausea, presión alta y retención de líquido
Alimentos que lo contienen:
Sal, tomate, diente de león, melocotones, queso, almejas, ostras, ternera, remolacha, aceitunas, uvas pasas, zanahoria. leche, acelga, nabo, berro, germen de trigo, apio, huevos, espinacas y cerezas.
Microminerales
Cobre
Función:
Necesario para la formación de hierro y hemoglobina. Esencial para la formación de colágeno.
Su deficiencia o carencia puede producir:
Caída del cabello y canas prematuras
Su exceso puede producir:
Destrucción del tejido ocular. Las personas con problemas en la vista deben equilibrar su consumo de cobre con el de hierro, zinc y calcio.
Alimentos que lo contienen:
Judías, hígado, setas, guisantes, verduras de hojas, frutos secos, alimentos de origen marino, grosella negra y roja, cereales integrales, col rizada, patatas, espárragos, melocotones, salvado y berro.
Flúor
Función:
Protege y preserva los huesos. Interviene en el metabolismo del calcio y el fósforo.
Su deficiencia o carencia puede producir:
Aparición de caries dentales y fracturas óseas.
Alimentos que lo contienen:
Trigo rojo, remolacha, productos lácteos, col, ajo, espinacas, alimentos de origen marino, trigo-integral, centeno, y berro.
Hierro:
Función:
Necesario para el desarrollo de los glóbulos rojos y para transportar oxígeno a las células.
Su deficiencia o carencia puede producir:
Anemia, cansancio, tristeza, depresión y caída del cabello.
Su exceso puede producir:
Cardiopatías en los hombres, producción de radicales libres y cáncer.
Alimentos que lo contienen:
Almendras, miel, coco, remolacha, hojas de remolacha, col rizada, coliflor, apio, diente de león, acelga, yema de huevo, cogollo de lechuga, hígado, todo tipo de alimentos de origen marino, dátiles, ciruelas, uvas pasas, berro, naranjas, aves de corral, grosella negra y roja, frambuesa y hojas de frambuesa, aíbaricoques, perejil, ortiga, alfalfa, capullos de trébol rojo, judías, habichuelas, copos de avena, amapola, alcaravea, anís, romero, hinojo, salvia, caléndula y semillas de calabaza.
Manganeso
Función:
Esencial para el crecimiento y para la respiración tisular. Favorece los reflejos musculares. Previene el cansancio.
Su deficiencia o carencia puede producir:
Acumulación de colesterol mal en las arterias, raquitismo, infertilidad
Alimentos que lo contienen:
Plátanos, judías, remolacha, salvado, acelga, guisantes, verdura de hojas de todo tipo, cereales integrales y almendras.
Selenio
Función:
Necesario para el pelo, la piel y las uñas saludables, y una ayuda para las membra¬nas mucosas y los vasos sanguíneos, útiles en caso de agotamiento, impotencia y deficiencias minerales de tipo general.
Su deficiencia o carencia puede producir:
Trastornos en el cuero cabelludo y uñas, trastornos gastrointestinales y neurológicos.
Alimentos que lo contienen:
Cebollas, avena, equiseto, cebada, levadura de cerveza, avena, germen de trigo y aceite de sésamo.
Yodo
Función:
Necesario para la salud y las funciones glandulares de la tiroides. Necesario para el metabolismo normal.
Su deficiencia o carencia puede producir:
Bocio, disfunción tiroides, cansancio, colesterol alto, aumento de peso, estreñimiento.
Alimentos que lo contienen:
Todo tipo de alimentos de origen marino, plantas marinas, salvado, brócoli, mantequilla, zanahorias, cerezas, cebollas, ajo, higos, setas, avena, almendras, espárrago, judías, col rizada, apio, acelga, diente de león, yema de huevo, cogollo de lechuga, hígado, grosellas, ciruelas, dátiles, uvas pasas, berros, naranjas y aves de corral.
Zinc
Función:
Es importante para el funcionamiento correcto de la glándula prostática y los demás órganos reproductivos. Previene el acné y ayuda a la regulación de las glándulas sebáceas
Su deficiencia o carencia puede producir:
Debilidad de las uñas y manchas blancas en ellas, alteraciones en el crecimiento, fatiga, acné y retardo en la maduración sexual.
Su exceso puede producir:
Parece estar relacionado a la enfermedad de Alzheimer.
Alimentos que lo contienen:
Ostras, remolacha, brócoli, germen de trigo, salvado de trigo, leche, yema de huevo, guisantes, judías, berro, hígado, diente de león, lentejas, semillas, espinacas, pescado, lechuga roja, manzanas, col y frutos secos.
Cromo
Función:
Regula los niveles de azúcar en sangre y, a la vez, juega un papel importante en el control del colesterol y los triglicéridos. Por ello, se recomienda para: Intolerancia a la glucosa, diabetes tipo 2, trastornos alimenticios que provocan comilonas incontrolables y colesterol alto.
En forma de suplemento se encuentra: Picolinato (picolinaté), nicotinato (nicotinaté), aspartato (aspartate) y cloruro de calcio (calcium chloridé). Cantidad Diaria Recomendada: 120 microgramos.
Indicaciones especiales: No se debe tomar con los alimentos u otros suplementos. Tome picolinato, nicotinato o aspartato de cromo; el cloruro de cromo es la forma que se absorbe con menos facilidad. Evite la forma llamada factor de tolerancia a la glucosa (GTF por sus siglas en inglés), una combinación de cromo, ácido nicotínico y aminoácidos, cuya composición puede variar tanto que no se trata de una fuente confiable.
Personas con mayor riesgo de deficiencia: Las personas que comen grandes cantidades de azúcar refinada y carbohidratos y aquéllas que sufren de diabetes, que son resistentes a la insulina o que están tratando una infección o recuperándose de lesiones.
Precauciones y posibles efectos secundarios: No tome más de 200 microgramos al día sin supervisión médica, aunque parece ser que las dosis de hasta 1,000 microgramos al día son seguras. Si padece de diabetes o hipoglucemia, consulte a su médico antes de tomarlo. Si tiene diabetes, los límites superiores son de 400 a 600 microgramos al día, pero pida a su doctor que le supervise cuidadosamente sus niveles de azúcar en la sangre.
Alimentos que lo contienen: Brócoli, pavo, jamón y jugo de uva.
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Recomendaciones
Consumir cantidades altas de minerales, principalmente mediante suplementos alimenticios, puede causar toxicidad. Aunque esta situación no es común, ya que se requeriría cantidades masivas de minerales durante períodos muy prolongados para que se acumularan hasta alcanzar niveles tóxicos. Sin embargo, siempre se recomienda precaución y preferir su consumo a través de los alimentos.
Mantener un equilibrio, ya que después de entrar en el organismo, los minerales compiten entre sí para ser absorbidos. Por ejemplo, una cantidad muy grande de zinc puede disminuir el cobre del organismo. Por ello, si se consume suplementos alimenticios, éstos deben equilibrados, ya que, de lo contrario, pierden eficacia o pueden ser perjudiciales.
No tomar suplementos de fibra y de minerales al mismo tiempo, ya que la fibra disminuye la capacidad del organismo de absorber los minerales.
Minerales peligrosos
Existen minerales que el organismo no necesita, pero que los recoge de los contaminantes industriales del aire, el agua y de ciertos hábitos nocivos como fumar (el humo de los cigarrillos contiene no sólo nicotina sino una sustancia tóxica producida por la combustión del papel, los preservantes, aromatizantes y saborizantes) y que representan un peligro para la salud.
Algunos de estos minerales peligrosos son:
Cadmio:
Deteriora gravemente los riñones y favorece la osteoporosis. Se encuentra en algunos alimentos marinos (ostras) y en vísceras animales (hígado). Los fumadores lo inhalan en gran cantidad.
Plomo:
Suele proceder de las emanaciones de los automóviles y es absorbido por los pulmones. Las cañerías de plomo para la conducción del agua y las soldaduras de plomo en las latas de conserva son también altamente contaminantes. Produce dolores de cabeza, vértigo, insomnio, irritabilidad, debilidad y anemia.
Mercurio:
Es generado de la utilización de combustible fósil, la fabricación de pinturas, los procesos en las minas y la preparación de la pasta de papel. Igualmente, los compuestos de este mineral, como el mercurio etílico, nos llegan por medio de abonos fungicidas en los cereales o a través del pescado. Su acumulación en el organismo afecta al sistema nervioso.
La mejor protección contra estos minerales peligrosos es consumir alimentos de origen biológico o con la menor cantidad posible de preservantes y colorantes.
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