Beneficios del fósforo para la memoria, huesos y más
El fósforo (cuyo símbolo químico es P) es un mineral descubierto por el alquimista alemán Henig Brand en 1699. Desempeña un papel fundamental en múltiples reacciones bioquímicas, tanto en plantas como en animales, y es esencial para la vida.
Se encuentra en los seres vivos, el suelo y las piedras, principalmente como compuestos químicos denominados fosfatos. El fósforo presente en el suelo y en las piedras está difundido de forma extensa por todo el mundo.
El fósforo que se extrae de las piedras se clasifica como blanco, rojc o negro. El fósforo blanco (también denominado común) es una sustancia parecida a la cera que se obtiene calentando las piedras de fosfato hasta que se vaporiza y después se solidifica tras la condensación.
Una de las características de esta forma ha dado lugar al adjetivo fosforescente, por la capacidad del fósforo blanco de brillar en la oscuridad cuando se expone al aire.
El fósforo blanco es altamente tóxico, produce quemaduras si entra en contacto con la piel, y es combustible, de manera que debe almacenarse debajo del agua por seguridad. El fósforo rojo es un polvo que se obtiene mediante el calentamiento del fósforo blanco y la exposición a la luz solar. No es tan combustible como la forma blanca.
El fósforo negro se obtiene calentando el fósforo blanco bajo una presión extremadamente alta hasta que se parece al grafito.
En las plantas, el fósforo es necesario para que tenga lugar la fotosíntesis; en el cuerpo humano actúa junto al calcio, en gran parte de la misma forma que otros dos electrólitos, el sodio y el potasio.
¿Por qué es importante para los huesos?
Aunque el fósforo se encuentra en todas las células del cuerpo humano y supone el 1% del peso corporal total, su principal función es actuar junto con el calcio para formar los dientes y los huesos.
El 85% del fósforo que se encuentra en el cuerpo se localiza en estas estructuras. En una reacción química delicadamente equilibrada, las sustancias conocidas como hormona paratiroidea (PTH), calci-tonina y vitamina D, regulan la absorción tanto del calcio como del fósforo a partir del tracto intestinal, haciendo que estén disponibles para la formación de huesos y dientes. Si se absorbe una cantidad excesiva de fósforo, éste se combina con todo el calcio disponible y evita una utilización eficiente del mismo para formar y mantener los huesos y los dientes.
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La PTH mantiene el equilibrio entre los porcentajes de calcio y fósforo en el organismo al aumentar la liberación de calcio y fosfato del hueso y la pérdida de fósforo a través de los ríñones, a la vez que limita la excreción de calcio. La PTH también aumenta la actividad de la vitamina D, que, por el contrario, incrementa la absorción tanto de fósforo como de calcio a partir del tracto intestinal.
¿Por qué es necesario el fósforo para el cerebro y la memoria?
Aunque el fósforo se encuentra en todos los órganos, formando parte de los núcleos y de las membranas de las células, es especialmente abundante en el sistema nervioso, pues las fibras nerviosas se hallan revestidas por una sustancia formada por una combinación de grasas y fosfatos.
Además, el cerebro necesita consumir glucosa para mantener su actividad, pero esta glucosa debe combinarse primero con fosfatos para penetrar en el interior de las células. De allí que sea necesario especialmente para la memoria y la concentración.
El fósforo también es importante en otros procesos del organismo
El 15% de este elemento se encuentra en el torrente sanguíneo y los tejidos blandos, de forma que desempeña un papel muy importante en diversas funciones corporales. Actuando junto con las vitaminas del grupo B, el fósforo está implicado en el metabolismo de las grasas y de los carbohidratos, en la reparación de las células lesionadas y de los tejidos y en el mantenimiento de la salud.
También es necesario para el latido cardíaco regular y ayuda a la contracción de todos los músculos del cuerpo. Es preciso para el funcionamiento de los ríñones e interfiere en la conducción de impulsos a lo largo de la red que forma el sistema nervioso.
Recomendaciones y precauciones
Habitualmente la ingesta diaria de fósforo es superior a la necesaria y, en los últimos años, ha aumentado. Por lo tanto, en circunstancias normales, con una ingesta adecuada de alimentos, es raro que sea necesaria una administración suplementaria de fósforo.
Las personas que presentan trastornos alimentarios, como anorexia y bulimia, pueden tener una ingesta deficitaria de fósforo al igual que de otros nutrientes. La mejor fuente de fósforo son los alimentos proteicos como la carne, los huevos y los productos lácteos, por lo que algunos vegetarianos pueden necesitar incrementar la ingesta de este nutriente. Un ejemplo de una dieta rica en fósforo es el siguiente:
Dieta rica en fósforo
1 porción grande de pescado
2 vasos de leche descremada
1 taza de tofu (queso de soja) firme
1 porción de queso
1 sándwich de jamón cocido
1 porción grande de carne de res
1 huevo, 1 porción de queso
1 taza de lentejas cocidas
1 cucharada sopera de queso tipo cottage
1 cucharada de levadura de cerveza
1 huevo
El consumo excesivo de alimentos procesados y la ingesta insuficiente de alimentos completos, además de los fertilizantes y los pesticidas, son algunas de las causas del exceso de fósforo. Además de formar parte de alimentos ricos en proteínas, el fósforo también se encuentra en cantidades menores en los panes hechos con cereales integrales, especialmente los no procesados, y en cantidades ínfimas en frutas y verduras.
El fósforo presente en estos panes y cereales forma una sustancia llamada fitina. La fitina se combina con el calcio para formar una sal en el cuerpo humano que no se puede absorber, lo que hace que los cereales no procesados y no enriquecidos sean una escasa fuente de fósforo.
El nivel sanguíneo normal de fósforo está entre 2,4 y 4,1 mg/dl. Una cifra anormal de fósforo en el suero requiere una evaluación por parte del médico. Las cifras de fósforo superiores a las normales pueden indicar una dieta con exceso de fósforo, una ingesta inadecuada de calcio o una falta de PTH. Todo ello puede estar relacionado con metástasis óseas de un cáncer, enfermedad hepática o renal o sarcoidosis.
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Unas cifras de fósforo en el suero por debajo de lo normal pueden estar relacionadas con una insuficiencia de fósforo o de vitamina D en la dieta, que da lugar a raquitismo en los niños y a osteomalacia en los adultos. Los trastornos de la glándula paratiroides, que hacen que se segreguen cantidades excesivas de PTH, o del páncreas, que hacen que se segregue demasiada insulina, también afectan a las cifras sanguíneas de fósforo.
La cetoacidosis diabética o una ingesta excesiva de calcio son otras causas posibles. La neoplasia endocrina múltiple es otro trastorno que suele asociarse a niveles bajos de fósforo.
Los antiácidos pueden disminuir la absorción de fósforo. Los laxantes y los enemas que contienen el compuesto químico denominado fosfato de sodio y la ingesta excesiva de vitamina D pueden aumentar las cifras de fósforo en el organismo.
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