Remedios para angina blanca o amigdalitis pultácea
Muchas madres nos han indicado que sus hijos sufren con mucha frecuencia de resfriados y que sus gargantas constantemente tienen pus.
En este sentido, hemos contestado que puede que exista la posbilidad que tengan, en realidad, amigdalitis pultácea; una infección contagiosa causada por una bacteria llamada Streptococcus pyogenes.
La amigdalitis pultácea afecta en especial a los niños, principalmente entre los 5 y los 15 años.
Muchas personas son portadoras de la bacteria Streptococcus pyogenes en su organismo sin saberlo. Puede sobrevivir en la mucosa de la garganta o la nariz durante años sin producir síntomas. Casi el 20% de las personas con buena salud pueden albergar esta bacteria sin sospecharlo.
La amigdalitis pultácea se confunde a menudo con un resfriado o la gripe. Sin embargo, es importante reconocerla porque si no se trata puede dar lugar a problemas de salud importantes.
En casos raros, la amigdalitis pultácea no tratada puede aumentar el riesgo de presentar escarlatina o fiebre reumática. A su vez, la fiebre reumática se asocia a meningitis y enfermedades que afectan al corazón, la piel, los ríñones y las articulaciones. La amigdalitis pultácea puede repetirse si no se trata bien la primera vez.
La mayor parte de las personas presentan amigdalitis pultácea debido al contacto estrecho con alguien que padece una infección estreptocócica no tratada. Las secreciones infectadas de la nariz o la garganta suelen propagarse a través de los estornudos o la tos.
Los portadores de Streptococcus pyogenes que no muestran los síntomas de la amigdalitis pultácea tienen menos probabilidades de infectar a los demás, al igual que las personas con amigdalitis pultácea que han recibido tratamiento antibiótico durante 24 horas o más. La amigdalitis pultácea no suele transmitirse por un contacto casual. En casos raros puede iniciarse después de tomar alimentos, derivados lácteos o agua infectados.
Las personas con sistemas inmunitarios debilitados tienen más probabilidades de infectarse a partir de un caso de amigdalitis pultácea. Esto puede ocurrir cuando el organismo está luchando contra un resfriado o la gripe. El estrés o el agotamiento físico también pueden debilitar el sistema inmunitario y aumentar el riesgo de infección bacteriana. La amigdalitis pultácea suele presentarse en los meses de invierno. Los síntomas se inician de dos a cuatro días después del contagio.
Mientras que los síntomas del resfriado o la gripe aparecen gradualmente durante un período de varios días, los síntomas asociados a la amigdalitis pultácea surgen sin avisar. Los síntomas clásicos son faringitis y fiebre. Otros signos reveladores incluyen inflamación y dolor de los ganglios linfáticos del cuello, enrojecimiento de la garganta, inflamación de las amígdalas o aparición de placas blancogrisáceas sobre ellas, y dolor de cabeza.
También puede haber dolor al tragar y se pueden apreciar manchas rojas en el velo del paladar. Es probable que los niños infectados presenten náuseas y dolor de estómago. Contrariamente al resfriado y la gripe, la amigdalitis pultácea no suele causar tos ni secreción nasal.
La mayoría de los médicos que sospechan un caso de amigdalitis pultácea recomiendan la práctica de una prueba de diagnóstico rápido para confirmarlo. Se trata de una técnica indolora que se basa en recoger una muestra de la secreción que recubre las amígdalas de la persona infectada.
Los resultados de la prueba están disponibles pasados de 10 a 20 minutos. Además, se puede enviar una muestra al laboratorio para realizar un cultivo faríngeo, que tarda uno o dos días en dar el resultado. Una prueba rápida o un cultivo negativos suelen indicar que la causa es viral, en cuyo caso no es necesario administrar antibióticos.
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Remedios populares
La medicina convencional es muy eficaz para tratar la amigdalitis pultácea. Sin embargo, diversas medicinas alternativas ayudan a resolver la enfermedad o aliviar los síntomas. Se cree que los remedios como equinácea (Echinacea), sello de oro {Hydrastis canadensis) y ajo (Allium sativum) refuerzan el sistema inmunitario y combaten las infecciones bacterianas.
Remedio para angina blanca o amigdalitis pultácea con sello de oro Uno de sus agentes activos es un producto químico llamado berberina. Se cree que este alcaloide tiene efectos antibióticos frente a los estreptococos. También puede ayudar a evitar que el Streptococcus pyogenes se adhiera a la cubierta mucosa. Así mismo, se cree que el sello de oro aumenta la actividad de los glóbulos blancos que luchan contra la infección.
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Remedio para angina blanca o amigdalitis pultácea con equinácea Esta planta actúa contra las infecciones virales y bacterianas mediante el refuerzo del sistema inmunitario, según los fitoterapeutas. La equinácea también puede combatir la amigdalitis pultácea a través de la interferencia con la hialuronidasa, una enzima que ayuda al crecimiento y propagación de la bacteria causal.
Remedio para angina blanca o amigdalitis pultácea con ajo El ajo ha sido objeto de centenares de estudios médicos y artículos, y se cree que es un antibiótico además de un antivírico. Como otro beneficio añadido, el ajo también previene la arterosclerosis, reduce las cifras de colesterol y actúa como antioxidante.
Remedio para angina blanca o amigdalitis pultácea con zinc y el jengibre {Zingiber officinale) se recomiendan a veces para ayudar a tratar los síntomas de la faringitis. Además de reforzar el sistema inmunitario, el zinc reduce la inflamación y el dolor de garganta independientemente de su causa. El jengibre tiene propiedades analgésicas y calma la irritación de la garganta.
En la práctica de la homeopatía, belladona, lachesis y mercurio suelen ser los remedios de elección para la amigdalitis pultácea y otras causas de irritación de la garganta. La elección de uno u otro depende de la naturaleza exacta de los síntomas. Estos tratamientos homeopáticos sólo se recomiendan algunos días, para evitar que vuelvan a aparecer los síntomas.
La vitamina C también ayuda a reforzar el sistema inmunitario. En algunos estudios, se ha demostrado que reduce la duración del resfriado.
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Recomendaciones
Lavarse las manos con frecuencia puede evitar la amigdalitis pultácea. También hay que evitar acercarse a las personas infectadas. Con el fin de prevenir la transmisión de la enfermedad en el ambiente doméstico, hay que consultar con el médico si alguien de la familia presenta bruscamente faringitis (especialmente si se acompaña de fiebre).
Reforzar el sistema inmunitario también es importante para evitar la aparición de amigdalitis pultácea. Suele recomendarse tomar cinc y vitamina C con este fin, además de sello de oro, equinácea y ajo. Reducir el estrés y dormir lo suficiente también fortalecen las defensas del organismo frente a la infección.
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