Terapia con animales para autismo, alzheimer y más

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La terapia asistida por animales, también conocida como terapia por los animales de compañía, utiliza animales entrenados y sus adiestradores para conseguir objetivos específicos físicos, sociales, cognitivos y emocionales con los pacientes.

Algunos estudios han demostrado que el contacto físico con un animal de compañía disminuye la presión sanguínea elevada y mejora las tasas de supervivencia en las víctimas de un ataque cardíaco.

También hay evidencia de que cuidar a un animal puede hacer que se liberen endorfinas. Estas son productos químicos del organismo que eliminan la respuesta al dolor.

Estos beneficios se pueden derivar del hecho de cuidar a un animal de compañía, además de visitar animales terapéuticos. Se pueden aprender muchas habilidades o se pueden mejorar con la ayuda de un animal terapéutico.

La rehabilitación del paciente se ve favorecida por actividades como andar o correr con un perro o lanzar objetos para que el animal los recupere. Las actividades motoras finas se desarrollan mediante la atención, la higiene o la alimentación del animal.

La comunicación del paciente se ve favorecida por la respuesta del animal, ya sea a órdenes verbales, ya sea a indicaciones físicas.

Actividades como escribir o hablar sobre los animales terapéuticos o las antiguas mascotas también optimizan las habilidades cognitivas y la comunicación lo que ayuda especialmente a aquellos que sufren de autismo y Alzheimer.

La inclusión creativa de un animal en la vida o en la terapia de un paciente establece una diferencia importante en la comodidad, el progreso y la recuperación del mismo.

¿En qué consiste?

La forma como se lleva a cabo la terapia asistida por animales depende de las necesidades y las capacidades de cada paciente. Los perros son los animales terapéuticos de visita más habituales, así como gatos, caballos, pájaros, conejos y otros animales domésticos, siempre que sean apropiadamente revisados y entrenados.

En el caso de pacientes recluidos, los animales pequeños pueden llevarse a su lado, siempre que los pacientes lo deseen y no sean alérgicos.

Un plan terapéutico supone en ocasiones una interacción simple dirigida a mejorar la comunicación y las habilidades motoras finas, o una demostración del contenido educativo para favorecer al paciente desde el punto de vista cognitivo.

Si el paciente es capaz de hablar o moverse, se dispone de más opciones. Los pacientes pueden andar con pequeños animales o aprender cómo cuidar los animales de una granja. Ambas actividades desarrollan la confianza y las capacidades motoras.

Montar a caballo ha obtenido recientemente una gran popularidad terapéutica: ofrece la oportunidad de trabajar el equilibrio, el control del tronco y otras habilidades.

Muchos pacientes que andan con dificultad o no andan en absoluto obtienen muchos beneficios emocionales al inter-accionar y controlar a un animal grande.

Precauciones

La terapia asistida por animales no incluye ninguna interacción del animal con el paciente. Las recomendaciones para el tratamiento de los voluntarios y sus animales son cruciales con el fin de favorecer una experiencia segura y positiva para el paciente.

Los voluntarios entrenados comprenden cómo actuar con otros profesionales médicos para alcanzar los objetivos del paciente y registrar el progreso.

Los animales adecuadamente entrenados están bien socializados con las personas, otros animales y el equipo médico.

No se distraen cuando se les ofrecen alimentos o a causa de olores diversos, y pueden estar presentes en un entorno terapéutico sin masticar objetos inadecuados o marcar su territorio.

Los animales que participan en la terapia asistida deben estar protegidos de alguna manera para garantizar la seguridad.