Vitaminas y minerales para la gota (ácido úrico elevado)
La gota causa dolor importante e inflamación de las articulaciones. Por ello, se considera un forma de artritis. Por lo general, afecta al dedo gordo del pie, pero también puede presentarse en el talón, el tobillo, la mano, la muñeca o el codo.
La gota suele ser un trastorno recurrente. Una crisis o ataque se suele iniciar bruscamente y durar aproximadamente de cinco a diez días.
La gota se produce cuando existen niveles elevados de ácido úrico en la sangre, que cristaliza y se deposita en diversas partes del cuerpo.
En ocasiones, el ataque de gota puede ser leve, pero, otras veces, puede aparecer con mayor fuerza, más frecuente y producir más lesión. Los cristales de urato pueden dar lugar a zonas endurecidas por debajo de la piel y alrededor de las articulaciones, produciendo deformidad de las mismas y una disminución del movimiento.
Estos nódulos duros, llamados tofos, también pueden producirse en los riñones, otros órganos internos, bajo la piel de las orejas o en el codo. Las personas con gota también se enfrentan a un mayor riesgo de enfermedad renal, y casi el 20% de ellas presentan cálculos renales.
Los médicos pueden diagnosticar la gota sobre la base de la exploración física y la descripción de los síntomas por parte del paciente. Para detectar la hiperuricemia, se puede realizar un análisis de sangre para medir los niveles de urato en suero.
Sin embargo, las cifras de urato elevadas simplemente apuntan la posibilidad de gota. Muchas personas con hiperuricemia no tienen depósitos de cristales de urato. Además, se ha demostrado que un 30% de los pacientes con gota tienen niveles de urato en sangre normales, incluso en el momento del ataque agudo.
La forma definitiva de diagnosticar la gota es obtener una muestra de líquido de la articulación afectada y determinar en ella la presencia de cristales de urato.
Si se comprueba la existencia de gota, es importante adoptar una alimentación adecuada y complementarla con las vitaminas y minerales que ayuden a aliviar y combatir esta enfermedad. A continuación, se presentan las vitaminas, minerales y otros elementos nutricionales contra la gota.
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Vitaminas y minerales para la gota
La vitamina E y el selenio son recomendables para disminuir la inflamación y la lesión tisular causadas por la acumulación de uratos.
El vitamina B9 o ácido fólico ha demostrado que inhibe la xantina oxidasa, la principal enzima implicada en la producción de ácido úrico. La dosis recomendada oscila entre 400 y 800 pg al día.
Los aminoácidos alanina, ácido aspartico, ácido glutámico y glicina tomados diariamente mejoran la capacidad del riñón para excretar el ácido úrico.
La bromelaína, una enzima que se encuentra en la piña, es un antiinflamatorio natural eficaz. Puede usarse como alternativa a los AINE y otros fármacos antiinflamatorios que se prescriben. Debe tomarse entre las comidas a una dosis de 200-300 mg tres veces al día.
El bioflavonoide quercetina ayuda al cuerpo a absorber la bromelaína. También ayuda a disminuir la producción de ácido úrico y previene la inflamación que da lugar a los síntomas agudos de gota con la consiguiente destrucción del tejido. La quercetina debe tomarse de la misma forma que la bromelaína: 200 a 400 mg, entre comidas y tres veces al día.
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Recomendaciones
Durante siglos, la gota se ha conocido como una enfermedad propia de «ricos», producto del exceso de consumo de alimentos y bebida. Este punto de vista es una simplificación, pero los factores dependientes del estilo de vida influyen de forma clara en el riesgo de una persona a desarrollar gota. Por ejemplo, perder peso y limitar la ingesta de alcohol puede ayudar a evitar los ataques de gota.
Las purinas se degradan en uratos en el organismo, por lo que el consumo rico en ellas debe limitarse. Los alimentos especialmente ricos en purinas son las carnes rojas, las visceras, las salsas de carne, los mariscos, las sardinas, las anchoas, los hongos, las espinacas cocinadas, el ruibarbo, la levadura, los espárragos, la cerveza y el vino.
La deshidratación favorece la formación de cristales de urato, por lo que las personas que toman diuréticos deben cambiar a otro tipo de medicamento para controlar la presión sanguínea. El aumento de la ingesta de líquidos diluye la orina y favorece la excreción de ácido úrico. Por lo tanto, hay que consumir entre seis y ocho vasos de agua cada día junto con una cantidad importante de infusiones y zumos de fruta diluidos.
El consumo de grasas saturadas impide la eliminación de ácido úrico, y el consumo de carbohidratos refinados, como azúcar, pan blanco y pasta, incrementa la producción de ácido úrico. Ambos deben limitarse de forma importante.
Hay que evitar la utilización de vitamina C en personas con gota debido a sus elevados niveles de acidez.
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