Remedios para la embolia pulmonar
Se denomina embolia pulmonar al enclavamiento en las arterias pulmonares de un trombo que se ha desprendido en algún punto de la circulación venosa general.
Aunque dicho trombo puede provenir de cualquier punto del organismo, en la mayoría de los casos el origen se encuentra en una trombosis venosa profunda de los miembros inferiores que puede pasar inadvertida en muchas ocasiones.
La incidencia de embolia pulmonar es mayor de la que se observa simplemente mediante la exploración y el estudio del enfermo en vida, lo que se demuestra por la alta tasa de diagnóstico de esta patología que se produce mediante autopsia, especialmente en los casos de muerte súbita.
Un trombo se origina por un acumulo de plaquetas y fibrina en la pared de una vena, generalmente alrededor de una válvula de la misma.
Durante los primeros días de formación de un trombo en el sistema venoso y hasta que los mecanismos defensivos del organismo son capaces de disolverlo, existe un riesgo latente de que pueda desprenderse y circular libremente por el aparato circulatorio.
Cuando este trombo o émbolo llega a la circulación pulmonar provoca diferentes reacciones sobre la pared de las arterias, como la constricción de las mismas, lo que unido al hecho de la propia obliteración que provoca el trombo se traduce en un fallo general en la oxigenación sanguínea y un eventual fracaso del corazón.
Cualquier individuo es susceptible de padecer un tromboembolismo pulmonar si se dan las circunstancias oportunas, sobre todo si se añaden algunos factores de riesgo como los siguientes:
- Inmovilización prolongada del individuo, generalmente en cama y cuando se extiende más allá de los cinco días.
- Insuficiencia cardíaca. Mal funcionamiento del sistema valvular venoso que ayuda al retorno de la sangre hacia el corazón.
- Alteraciones de la estructura venosa por traumatismos o algunas cirugías, especialmente la ortopédica o traumatológica, sobre todo en la rodilla y la cadera.
- Obesidad y senectud.
- Sexo masculino.
- Deshidratación, quemaduras y alteración de la coagulación hereditarias o no.
- Toma de determinados fármacos, como los estrógenos y en general los anticonceptivos orales. El riesgo en los tratamientos sustitutivos de la menopausia es mucho menor.
- Embarazo y periodo posterior al mismo o puerperio.
Cuando hablamos de factores de riesgo para desarrollar un tromboembolismo pulmonar hablamos realmente de aquellas circunstancias que pueden favorecer la aparición de una trombosis venosa profunda, que como ya hemos dicho anteriormente es la causa más habitual del proceso.
¿Cómo se manifiesta la embolia pulmonar? Los síntomas del tromboembolismo pulmonar son absolutamente inespecíficos y dado que su intensidad puede ser leve en algunos casos o el individuo afecto puede tolerarlos de forma casi imperceptible en otros, no es extraño que pase inadvertida en un buen número de ocasiones. Los síntomas y signos más frecuentes son:
- Disnea o fatiga respiratoria, que suele aparecer de forma súbita.
- Dolor torácico que aumenta con la respiración.
- Tos, acompañada en ocasiones de esputos sanguinolentos.
- Fiebre, que a veces puede desorientar en cuanto al origen del proceso.
- Taquicardia y taquipnea o aumento del número de respiraciones por minuto.
Ante la sospecha de un cuadro de este tipo siempre hay que valorar la presencia de una trombosis venosa en los miembros inferiores que origine el cuadro pulmonar. Estas trombosis se manifiestan tradicionalmente en forma de edema, enrojecimiento, calor y dolor en un punto concreto de los miembros inferiores, cuya presencia debe ser tomada siempre como un factor de riesgo a vigilar.
¿Cómo se diagnostica esta enfermedad? Existen una serie de pruebas complementarias esenciales para el diagnóstico tanto de esta enfermedad como de la trombosis venosa con la que suele ir indefectiblemente unida. Estas pruebas son:
- Estudio de determinados parámetros sanguíneos, en general bastante inespecíficos como el aumento de leucocitos y de la velocidad de la sangre, así como de diversas enzimas producidas por los tejidos.
- Ecografía Doppler de los miembros inferiores para observar oclusiones en las venas de las mismas que puedan ser una fuente potencial de trombos pulmonares.
- Flebografía de contraste, que muestra la morfología del sistema venoso de los miembros inferiores y localiza el posible trombo.
- Radiografía de tórax, donde pueden observarse ciertos signos como derrames, pérdidas de volumen, infiltrados y otros, que puedan sugerir la llegada de un trombo a la circulación pulmonar.
- Gammagrafía pulmonar o estudio de la circulación en dicha región tras la administración de isótopos que actúan como marcadores especiales.
- Arteriografía pulmonar o visualización radiológica de la circulación pulmonar tras la inyección de un contraste introducido con un catéter por la vía femoral.
Remedios populares
Remedio para la embolia pulmonar #1: Tomar una cucharadita diaria de aceite de oliva en las comidas. Según estudio, este aceite, al ser rico en grasas monoinsaturadas, disminuye los niveles de colesterol malo o LDL de la sangre lo que ayuda a mantener las arterias libres de placas ateroescleróticas; cuya presencia puede ocasionar embolia en diferentes partes del cuerpo incluido los pulmones.
Remedio para la embolia pulmonar #2: Hervir un puñado de raíz seca de achicoria en 1 litro de agua por 10 minutos. Dejar refrescar y colar. Beber una taza diaria en ayunas. Igualmente, se puede preparar jugos con achicoria añadiendo piña y repollo. La achicoria favorece la circulación al fluidificar la sangre lo que evita las embolias.
Remedio para la embolia pulmonar #3: Consumir aguacate a diario, ya que al igual que el aceite de oliva, combate el colesterol malo y la embolia.
Remedio para la embolia pulmonar #4: Consumir un diente de ajo crudo en las ensaladas. Es importante hacerlo a diario, ya que el ajo es uno de los mejores remedios para evitar las embolias.
Remedio para la embolia pulmonar #5: Verter 1 cucharada de hojas de ginkgo biloba en una taza de agua y hervir por 5 minutos. Dejar refrescar y colar. Tomar 2 tazas al día. Este remedio no sólo mejora la circulación en brazos y piernas sino también es un preventivo de la embolia pulmonar.
Remedio para la embolia pulmonar #6: Extraer el zumo de 1 limón y verter en una taza de agua. Tomar en ayunas a diario. Este remedio es un desintoxicante natural y evita la formación de coágulos en la sangre.
Remedio para la embolia pulmonar #7: Verter 1 cucharada de hojas y flores secas de espino blanco en una taza de agua que esté hirviendo. Cubrir y dejar refrescar. Filtrar y tomar 2 veces al día. Este remedio ayuda a fortalecer el músculo del corazón y, a la vez, facilita la circulación.
Remedio para la embolia pulmonar #8: Hervir una taza de agua y cuando llegue al punto de ebullición, verter 1 cucharadita de la planta llamada uña de gato picado en la taza de agua. Dejar refrescar y colar. Beber 2 tazas diarias entre comidas.
Remedio para la embolia pulmonar #9: Consumir pimienta de cayena en las comidas a diario, ya que se considera un remedio prevención de la embolia.
Recomendaciones
Consumir alimentos ricos en omega 3 como los pescados azules como salmón, truchas, arenque, sardinas, atún, entre otros, ya que disminuye el colesterol malo o LDL y mejora la circulación de la sangre.
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